Dólmenes, 60 años después

Hace ya casi diez años que se creó en Ceuta un Grupo de Voluntarios "arqueológicos". Como ocurre siempre, de ese grupo, solo cuatro o cinco mantenemos cierta constancia. No siempre es fácil encontrar cierto equilibrio en esa simbiosis. Disfrutar del "mundillo" de la Arqueología, de los beneficios que te ofrece pertenecer al voluntariado, entre los que destaca la posibilidad de participar en los trabajos, catas, excavaciones, trillados, lavados de cerámica y un largo etcétera, desde el pico y la pala hasta el cepillito y la brocha. Peón no retribuido, pero recompensado. Evidentemente, siempre bajo la tutela, dirección y control de un arqueólogo.

Tareas de voluntario bajo los auspicios de dos grandes arqueólogos:
Eduardo Vijande y Juan Jesús Cantillo, de la Universidad de Cádiz. 

Muchos buenos momentos he vivido en estas labores de voluntario. Una de ellas fué plasmada por alguien en esta fotografía. El director de la excavación de la Cueva y Abrigo de Benzú, el profesor José Ramos, va "cantando" diferentes características de un filón de industria lítica que acaba de aparecer (raederas principalmente), mientras que arqueólogos y voluntarios vamos anotando las características que se nos ha encomendado. Con casco blanco, los arqueólogos, y con casco azul o verde, los voluntarios.  

Una actividad más fué participar en la visita que el Instituto Arqueológico Alemán hizo al Abrigo y Cueva de Benzú de Ceuta. Me tocó conducir el vehículo adscrito al grupo alemán y pude entablar un entrañable coloquio megalítico con la directora de la expedición germana (en el español que ella habla perfectamente). Un contagio mutuo, sobre dólmenes, menhires y cromlechs nos llevó a dialogar durante toda la visita.

Pasado un mes de este evento recibí por correo un maravilloso regalo. Dos hermosos tomos de "Die Megalithgraber der Iberischen Halbinsel" (Georg y Vera Leisner). Cada tomo acaba con un buen número de láminas de fotografías que el matrimonio Leisner realizó en la década de 1950.

Algunas de estas fotos coinciden, casi exactamente, con las que conservo de mis rutas megalíticas, creando un efecto, cuanto menos curioso, sobre todo del  entorno más cercano de los dólmenes fotografiados, sesenta años después (click sobre las imágenes para unas dimensiones y calidad óptimas).


3 comentarios :

  1. oye parece que en estas fotos aparece siempre un personaje, el mismo claro. Tantas viviendas tiene, es un especulador nato. Muy chulo cómo ha crecido la vegetación y en la primera foto foto aparecen unas pocas más de piedras sueltas en el lateral 60 años despues, se habrán reproducido? jajajjejeje

    ResponderEliminar
  2. Es el paso del tiempo el que hace aún mas bellos y majestuosos a estos monumentos pétreos. Felicitaciones por el blog, por su diseño y contenido ameno, didáctico y tan simpático. Los entornos naturales donde se asientan estos pétreos "supervivientes de nuestra actual civilización" junto con su valor arquológico intrínseco hace que éstos sean aún más fascinantes y sean la razón de estudio para algunos, de destino expreso en un viaje para otros, y porque no? lugar de contemplación para solitarios "anacoretas"

    ResponderEliminar
  3. Dando continuación a mi comentario anterior, he de confesar que yo he tenido igual fortuna de fijar como destino, incluso como fin último,en muchos de mis viajes a los megalitos. Estas increíbles construcciones fueron haciendose partícipes y protagonistas de mis excursiones. El viaje en búsqueda de un megalito se convertía en toda una aventura que culminaba con el grandioso placer que el mero hecho de su encuentro en mi producía.Escondidos muchos de ellos, como si no "quisieran" ser descubiertos aún dormitan entre almohadas de espesa vegetación, otros visiblemente afectados, no se si más por el paso del tiempo que por la huella de nuestra actual civilización, mientras que ciertos privilegiados son mimosamente cuidados gracias a los planes de restauración.Misteriosas construcciones que me han hecho sentir en cada uno de mis diferentes encuentros con ellos, sensaciones muy especiales. Quizás la magia que los envuelve y la predisposición para la receptividad de ésta son los ingredientes necesarios para saborear el cóctel del que hablo.Permanecerán en la memoria de mi retina, aunque a veces olvide, torpe de mi, algunos de sus nombres. Es por ello que agradezco la creación de este blog, del que me valgo para retrotraerme a mis viajes pasados.

    ResponderEliminar