Alentejo, Tierra de Barros, La Serena (Parte I)

Me ratifico en que desconozco el motivo de esta atracción por todo lo pétreo en general, y de lo megalítico en particular. No lo sé, y eso me ofusca, casi me molesta.

Quizás un pequeño 'rule' primaveral para saciar la afición, para BUSCAR. Esta vez, además de mi puñetero instinto, voy con 'alguien'. 'Alguien' es... etéreo, invisible. Sé que existe porque lo presiento y me deja huellas, marcas y señales en el parabrisas, por dentro. Es íntimo de mi instinto, con el que no para de charlar sobre asuntos trascendentales, de los que apenas entiendo. Me dan de lado, confabulan y se burlan de mí, lo sé. Pero, hoy por hoy, es la única compañía que tengo, y los aprecio.

Esta afición y/o atracción, que raya siempre lo adictivo, que es tan apabullantemente minoritaria, (¡¿hay alguien a quién le gusten los megalitos?!... Ya me parecía a mí), no solo me aporta los mejores momentos de mi vida, sino que, desde esa aplastante minoría surgen ideas, frases y comentarios tan impregnados de energía, afinidad y ánimo como esta de José Alexandre Cotta: "En lo que se refiere a los Dólmenes, Menhires, Cromlechs, Alineamientos, el estado en que nos encontremos es determinante, o sea, si ante esos monumentos solo sentimos que estamos ante un conjunto de piedras, entonces ellas reaccionarán en consecuencia, serán solo piedras, tan 'brutas' y cerradas como el observador. No obstante, si interactuamos con ellas, con respeto y consideración, entonces esas mismas piedras comienzan a 'hablar', a revelar sus secretos".

Antes de las siete y media, de noche aún, una gran rampa se abre y las bodegas del barco empiezan a vomitar su carga en Algeciras. A las doce paré junto al Arroyo Murtigas, entre la onubense Encinasola y el alentejano Barrancos.

No sabía que el nueve de abril es festivo en muchos sitios de Portugal, Lunes de Pascua, creo. Por eso estaba cerrado, a cal y canto... ¿la finca Barrocal? ¿No podré ver el menhir de Barrocal en este tercer intento? Pues no, así que me senté un rato en uno de los pequeños menhires del Cromlech da Xarez, cerca del Dolmen de Olival de Pega, con Monsaraz allá en lo alto, en lontananza. 


Otro nuevo y espléndido madrugón, una copita de anís, una amanecida entre Reguengos de Monsaraz y Redondo. Buen hombre... ¿por donde cae Aldeia da Serra? Por aquella estrada, pero allí no hay nada. ¿Le parece nada el único dolmen con ventana?

El dolmen (anta en portugués) de Candieira, al que Portugal decidió declarar en 2010 Monumento Nacional, es raro de cojones. A ese extraño ventanuco le llaman por aquí Buraco da Alma; agujero del alma.


He de regresar de nuevo unos kilómetros hasta Redondo para enfilar ahora hacia Foros de Freixo. Allí, unos amables campesinos me encuentran como a esos que les vendan los ojos y luego le dan varias vueltas para desorientarlo. En mitad de una pista mirando un mapa y esperando que el cernícalo posado en un poste se digne a indicarme el camino. ¿Anta da Vidigueira fássa fafúr? Iban montados en una pick up abarrotada de aperos de labranza. Con la mano ese gesto de... ¡síguenos! Así me llevaron amablemente hasta este bonito dolmen alentejano.


¿Anta das Casas Novas fássa fafúr? Aquella pista, dos kilómetros, has de abrir, sin olvidar cerrar, dos cancelas y bucar por aquellas lomas... ¡Ah! hay ganado suelto.

Tócate los 'güevos', ¿otra vez los toros? O peor aún, ¿esas vacas canijas con muy mal genio? En Montehermoso, Cáceres, me embistió una de esas vacas y al norte de Évora me topé con dos toros sesteando detrás de un dolmen, en una dehesa. Faltó el canto de un maravedí para desmayarme del susto.


Después de sortear la segunda cancela me estaban esperando las vacas. Se acercaban lentamente pero sin pausa, con ese aspecto de cuando ha llegado el hombre que las alimenta. Conduciendo muy despacio las fuí sorteando mientras avanzaba por la pista sin dejar de otear los alrededores en busca de mi dolmen.

Por fin lo ví, en un claro entre las encinas, en un pequeño altozano. Ahora viene lo bueno. Tirarle un par de fotos desde la lejanía del coche o bajarme y acercarme hasta palparlo, ¿qué es lo estipulado? A los toros de Évora no los contemplé porque me los ocultaba el propio dolmen, ¡qué estúpido! Aquí podría ser idem de lo mismo.

¿Venir desde Ceuta, quinientos kilómetros, para tirar una foto desde lejos? ¿Arriesgarme a acercarme, con un montón de vacas rojinegras pululando por los alrededores y otros dos hipotéticos toracos dormitando tras el dolmen, y morir corneado ante el descojono de mi instinto y de 'alguien'?

Pensé en el arroz y la botella de vino verde que tenía intención de tomarme a mediodía en la plaza principal de Estremoz, a ser posible bajo esta fina llovizna. Puse el 4 x 4, y dando tumbos fuera de pista me acerqué todo lo que pude haste el dolmen. Una magnífica mañana, muy amena y gratificante. Todo correcto. 


Como la vida es una continua alternanza de cal y arena, aquella tarde fué un auténtico desastre. Dos preciosos dólmenes entre Arraiolos y Vimieiro que no puede visitar. Impotente ante una cancela cerrada y un cartel de Recorrido Megalítico.


Una atrayente pista que se perdía entre las encinas y ni un alma a quién preguntar sobre la persona, tan desconsiderada, que guardaba las llaves de aquel descomunal candado. Algo frustrado me encaminé al Este, hacia Almendralejo. Mañana, a las diez, en Huerta Montero.

1 comentario :

  1. Hola!!! Acabo de descubrir tu blog, y a tu pregunta de si a alguien le gustan los megalitos, te diré, ¡¡¡¡a míiiiiiiii!!! me fascinan desde que era pequeña y siguen apasionandome, yo sé porque...
    José Alexandre Cotta sabe lo que se dice.
    Enhorabuena por tu entrada, me pasearé por otras y también por tu facebook aunque allí con el seudónimo de Andrómeda.
    Saludos.

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